Visión Profesional


ACTIVIDAD PROFESIONAL, NO EMPRESARIAL

El ejercicio privado de la abogacía se enfoca desde el despacho como una actividad profesional destinada al servicio de los ciudadanos, a diferencia de lo que ocurre habitualmente en nuestros días, en que la profesión se ejercita en muchas ocasiones como una actividad empresarial.

La diferencia es evidente: cualquier actividad empresarial está dedicada a una finalidad exclusiva: la obtención de lucro. Actividad ésta que es perfectamente lícita e incluso legítima; pero que no se corresponde con la esencia más íntima del ejercicio de la profesión. En efecto: el principal móvil del oficio de la abogacía es, como se ha dicho, el servicio al ciudadano. Naturalmente que ese servicio se presta mediante precio o remuneración, pero el pago de tal servicio, no se erige en motor de la actividad que se desarrolla en el despacho: pues lo que básicamente se pretende es la satisfacción del cliente. Si el único móvil es la obtención de lucro, no siempre los intereses del cliente se defenderán adecuadamente, sino que muchas veces se tenderá a iniciar aquéllas estrategias de defensa que supongan mayores beneficios para el despacho. Tal cosa es abiertamente inmoral; y se da, en muchas ocasiones en despachos que consideran que el ejercicio de la abogacía es una forma de enriquecerse. Este despacho es, en este sentido diferente de lo que actualmente se estila: se trata de ganar pleitos, antes que ganar dinero.

Tal actitud es determinante de la atención que el ciudadano recibe. La tarifación tan solo se hace por unidad de tiempo en contadísimos supuestos y casi siempre si es el cliente el que así lo pide expresamente; aunque otros realicen tal cosa, en el despacho esa forma de cobrar honorarios está en principio, descartada. Los asuntos se trabajan en profundidad y absoluta dedicación; cada supuesto merece el estudio que por su entidad, importancia y relevancia para el cliente (aspecto subjetivo) merece. El tiempo es secundario.

Por ello, el trabajo que se desarrolla tiene poco que ver con las actitudes que hoy en día priman: facturar, cobrar, crecer, desarrollarse como empresa. En nuestro despacho las cosas son de otra manera.